Gergen escribe en “la saturación social y la colonización del yo” sobre cómo las diferentes tecnologías expresan la saturación social, que es una parte de la cultura occidental. Se puede observar la saturación social en muchas partes de la vida cotidiana, como en la accesibilidad continua a la red de casi cualquier persona a través del teléfono (incluso las abuelas que tienen skype en sus celulares) y en general, en las tecnologías de bajo y alto nivel.
Para Gergen, las tecnologías de bajo nivel son el ferrocarril, los servicios postales públicos, el automóvil, el teléfono, la radiodifusión, el cinematógrafo y el libro impreso. El uso de este tipo de tecnología se ha multiplicado exponencialmente a través del tiempo y ha permitido el desarrollo actual de medios de comunicación y transporte rapidísimos, que han resultado en los medios propios de las tecnologías de alto nivel, que para Gergen son los rumbos aéreos y las cintas de vídeo. Los viajes en avión ya se volvieron parte habitual de la rutina cotidiana, desde las vacaciones hasta los hombres de negocios que pasan más tiempo en el avión que en sus casas. La saturación social ha transformado las pautas de la vida social, incluso el cambio de las relaciones y los espacios sociales.
Gergen habla de relaciones de microondas o de relaciones estilo fast food, modelos que transforman fundamentalmente la convivencia de las personas en una familia, incluyendo el espacio social de la casa donde "el hogar ya no es más el "nido", sino un lugar de paso" (Gergen, 1992, p. 97). Otro ejemplo es planteado por Verdú (2003) con la alusión de la expresión de Kenneth Jackson conocida como urban villages, la cual refiere que no hay espacios sociales en la ciudad, sólo hay centros comerciales que permiten la reunión social. La vida social está íntimamente relacionada con el comercio; los centros comerciales se transformaron en un lugar de encuentro donde se puede comer, divertirse y consumir.
Se observa la colonización del yo en estos fenómenos, donde hay una "adquisición de múltiples y dispares posibilidades de ser" (Gergen, 1992, p. 100) que pueden resultar contradictorias. Implica que el individuo desempeña varios papeles en diferentes contextos y resulta en la fusión de identidades parciales por la saturación social. Esto se relaciona con una delimitación, que describe Gergen como parte de la multifrenia: la escisión del individuo en "una multiplicidad de investiduras" de su yo (Gergen, 1992, p. 106). Lo anterior implica una espiral cíclica de tecnologías que aumentan las posibilidades de ser, se trata de la implementación de una diversificación (por ejemplo, se puede viajar de un país a otro en una hora en avión por muy poco dinero; el precio de este viaje puede ser incluso el de una cena, si se sabe que un vuelo en el interior de Europa puede llegar a costar sólo 8 euros).
Falta discutir cómo las tecnologías, especialmente la televisión (cinta de video), han hecho posible experimentar el mundo exterior en la propia casa. Aquí se puede observar la multiplicación del yo, que implica que alguien puede ser escuchado y visto en múltiples lugares al mismo tiempo y desemboca en una virtualización de la experiencia social e incluso un cambio en la relación entre la realidad y la ficción. No solamente la ficción imita a la realidad, hecho que ha existido anteriormente, sino que actualmente la realidad imita a la ficción. Esto puede dilucidarse por medio de la materialización de la ficción, por ejemplo, en la creación de Disney Worlds, donde se puede encontrar a gente adulta tomándose fotos con Mickey Mouse en vivo, como si fuera real.
Estos fenómenos relacionados con el binomio realidad- ficción están relacionados con el hecho de que vivimos en una sociedad de espectáculo (Gubern, 2000, p. 175) en donde se prefiere la sensación y el disfrute sobre la realidad. La imitación de la ficción resulta en que la realidad también puede ser una telenovela y no viceversa. Lo interesante es que no solamente se trata de una confusión y una fusión entre la realidad y la ficción, sino de un culto a la ficción. Este hecho se puede constatar, por ejemplo, en la estetización del mundo (Verdú, 2003), donde se crea un segundo mundo a través de una imagen estética de la realidad que se encuentra limpia de lo feo y negativo de ella. Puede también realizarse una dramatización de la realidad, donde resalte el gusto por lo que causa asco o por la fealdad y que implique al mismo tiempo una excitación (Gubern, 2000).
referencias
Gergen, K.: La saturación social y la colonización del Yo en El Yo saturado, Barcelona, Paidós Contextos, 1992, 75-114.
Gubern, R. (2000): La hogarótica y las estrategias del erotismo en El eros electrónico, Madrid, Santillana, 155-186.
Verdú, (2003). La imagen en El estilo del mundo, Barcelona, Anagrama, 113-155.
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